¿Qué, cómo?


Autor: Martín Seijo

Panadera: Natalia Fernández Acquier
Panadero 1: Paolo Baseggio
Panadero 2: Daniel Miranda
Voz del Estado: Natalia Olabe
Inspector 1: Guillermo Valdéz
Inspector 2: Ernesto Fontes
Jinglero: Leandro Ibarra
Guitarristas: Dos Cachivaches

1. ¿Qué?

VOZ DEL ESTADO (off, en vivo): Es de madrugada. Tres panaderos amasan en silencio. Dale que te dale, vuelta a vuelta, contra la mesa, contra la pared, la masa cae al piso, es arrojada al aire, harina por todos lados, por todos los poros. Tosen. Estornudan. Uno de ellos, Panadero 1 (levanta el brazo, puño cerrado), cree que es alérgico a alguna de las materias primas que utilizan, pero nunca se preocupó por saber a cuál. Prefiere seguir con su vocación. Siente que nació para amasar panes, facturas, pastas, pizzas. Solo para preparar, ya no para comer. Es celíaco, pero lo ignora, como sucede con la mayoría de las personas que tienen esa enfermedad. Entonces, ¿está enfermo? El otro, Panadero 2 (levanta el brazo, puño cerrado), es quinta generación en este sacrificado oficio. Uno de sus antepasados, el bisabuelo o tatarabuelo, no recuerda bien, fue uno de los primeros panaderos sindicalizados y tuvo el honor de conocer nada más y nada menos que al anarquista Errico Malatesta. Fabula con refundar el anarquismo y le encanta demostrar sus conocimientos sobre el movimiento ácrata, pero en el fondo no deja de ser un patrón de medio pelo. Completa el trío su mujer, Panadera (levanta el brazo, puño cerrado), que vino del interior profundo, callada, pero no sumisa, habla lo justo y necesario, pero cuando habla te la manda a guardar. Sin embargo, a pesar de esta fortaleza en el decir, no consigue imponer sus sentimientos en el hacer. Las cosas que le pasan, le pasan porque lo deciden otros. Ella balbucea, refunfuña, pero no se atreve a más. Fue así que, sin desearlo, y a escondidas del Panadero 2 (levanta el brazo, puño cerrado) terminó siendo amante del Panadero 1 (levanta el brazo, haciendo cuernitos). Sabe que está en infracción, en pecado, en peligro, en el horno (luces), pero no sabe cómo salir de toda esta situación que ella misma permitió con su pasividad. La escena arranca con un juego de palabras entre los panaderos (ambos levantan brazos con puños cerrados).

PANADERO 1: Secretario de Comunicaciones, no, mejor dicho, Vocero Presidencial. ¿Cómo se llamaría el Vocero Presidencial?

PANADERO 2: Esperá, esperá. ¿Cómo sería? Eh…

PANADERO 1: ¡Ricardo Tira buzones!

Se ríen los panaderos. La panadera no, apenas una mueca.

PANADERO 2: Escuchá éste. Ministro de Defensa… Mario Cañón.

Se ríe solo.

PANADERO 1: Dije nombres que tengan que ver con el rubro fábrica de pastas, que se relacionen con esa actividad. Cañón es una palabra muy de panadería.

PANADERO 2: No se me ocurría nada, perdón. Me cuesta pensar en otro trabajo.

PANADERO 1: ¿Quiere un Ministro de Defensa? Le doy un Ministro de Defensa. ¡Francisco Municiones!

Se vuelven a reír ambos. La Panadera ya ni siquiera hace una mueca.

PANADERO 2: Dale, reíte, muerta. (A Panadero 1.) No tiene sentido del humor.

PANADERA: Y vos no tenés sentido.

PANADERO 2: ¿Qué, cómo?

PANADERO 1: ¿La Casa de Gobierno? Este es buenísimo. ¡La Salsa Rosada!

Vuelven a reírse Panaderos 1 y 2. Uno de los panaderos tose sobre la masa. El otro empieza a estornudar.

PANADERO 2: Hacete ver, ¿querés? No vas a poder seguir trabajando así. Me estás escupiendo toda la masa.

PANADERO 1: Es una alergia, no sé a qué, pero no tengo ningún bicho, lo juro.

PANADERA: Debe ser alergia al trabajo.

PANADERO 1: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2: Es mi turno, pero no sirvo para esto.

PANADERO 1: No lo quiero apabullar, pero ya tengo otro listo.

PANADERO 2: Dale, nomás. Me ganaste.

PANADERO 1: ¿Secretario de Medio Ambiente? Adivinen… ¿No saben? Carlos A. Pesto.

Vuelven a reírse de manera exagerada. Panadero 2 palmea fuerte a la Panadera, que se mantiene inmutable. Otra vez el Panadero 1 estornuda sobre la masa.

PANADERO 2: ¡Basta, nos va a caer Bromatología!

PANADERO 1: Perdón, perdón, voy a tratar de apuntar hacia otro lado. Lo que pasa es que me viene de repente.

PANADERA: De repente también te va a llegar el telegrama de despido.

PANADERO 1 y 2: ¿Qué, cómo?

PANADERA: Terminé.

Muestra una factura con forma de letra “k”. La agarra el Panadero 1.

PANADERO 1: Esta factura se está vendiendo como pan kaliente.

PANADERO 2: Sí, pero no sé si se llega a captar el mensaje que queremos dar. Me parece que se la están comiendo los que están a favor del gobierno. Se transformó en un ícono de su victoria. Si es así, todo este esfuerzo para qué sirve. Termina siendo funcional al sistema. Se supone que es para mofarse, para protestar, no para festejar.

PANADERA: Esto nos enseña que el peronismo es antropofágico.

PANADERO 1: ¿Qué, cómo?

PANADERA: Cuando no le quede a quién devorar, se dedicará a devorarse a sí mismo, en un extraño caso de autofagia que lo llevará a su extinción.

PANADERO 1: Entonces, ¿nos quedamos con los brazos cruzados esperando a que se agudicen sus contradicciones internas? La espera es un estado marxista, el anarquista no espera nada de nadie.

PANADERO 2: No estamos cumpliendo los objetivos que nos trazamos con nuestras facturas y panes. Por ejemplo, cuando sacamos el bigotín, el tipo se lo afeita por orden de su asesor de imagen. Así la cosa no va.

PANADERO 1: No se desespere, jefe.

PANADERO 2: No me llames así.

PANADERO 1: Hay que seguir probando. Ya vamos a lograr nuestra primera bola de fraile, y después vendrán encadenados un éxito tras otro. Nuestros sacramentos, nuestros suspiros de monja, nuestros vigilantes.

PANADERA: Y quedaremos inmortalizados en los anales de la gastronomía política.

PANADERO 2: Mi bisabuelo Tito…

PANADERA: Tatarabuelo.

PANADERO 2: … ¿qué consejo nos daría? ¿Les conté cuando Tito conoció a Malatesta?

PANADERA: Ahí vamos otra vez.

PANADERO 1: Cuente, me gusta esa historia.

PANADERA: Te gusta porque te paga para que la escuchés.

PANADERO 1: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2 (a la Panadera): Amor, ponete la marcha ácrata de fondo. Así me inspiro para relatar mejor. Ojo, mientras seguimos trabajando, eh. Que se nos viene la mañana encima.

PANADERA (mientras cumple con el pedido): Odio estas canzonetas con todo mi cuerpo. (Se burla de los primeros acordes. Tararea de forma despectiva.)

PANADERO 2: Eran años bravísimos para los trabajadores. Y Malatesta era el hombre indicado para oponerse a semejante explotación. Con tan solo catorce años, fue llevado de los pelos a la Comisaría de Nápoles a causa de una carta subversiva que le había enviado al rey Víctor Manuel III. Y eso que, por entonces, apenas era partidario de los ideales republicanos. Estaba calentando motores, como se dice.

PANADERO 1: Debe haber sido un niño terrible este Malatesta. Hasta el apellido tenía jodido.

PANADERA: Sí, sí, se dice que organizaba barricadas con muñecos de trapo. Y lanzaba chupetazos con una gomera.

PANADERO 1 (ingenuo): ¿De verdad?

PANADERA: Si mi hijo llega a caer preso a esa edad, que se olvide de su madre.

PANADERO 1: ¿Qué hijo?

PANADERA: Uno que tuve por ahí. La vida nos separó. La vida es una mierda.

PANADERO 2: Traten de no interrumpir que me desconcentro, por favor. Sigo. Malatesta estuvo por todos lados propagando su particular mirada del anarquismo. Suiza, España, Rumania, Francia, Bélgica, Inglaterra, Egipto. Y en 1885, creo, llegó a la Argentina, donde funda la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos.

PANADERO 1: La famosa SOCORECOPAN.

PANADERO 2: A mi bisabuelo…

PANADERA: Tatarabuelo.

PANADERO 2: … lo conoció en la primera asamblea en la que se empezó a discutir el estatuto del panadero/

Llaman enérgicamente a la puerta. Se escucha gritar a alguien: “¡Abran, abran! ¡Fui víctima de la inseguridad! ¡Abran!”

Se apaga la música. Se escuchan gritos desgarradores de dolor. Luego: “¡Necesito ayuda, estoy malherido!”

PANADERA (hablando bajito): Y sí, no existe buenherido. Para la víctima siempre es algo malo que la hieran.

PANADERO 1: ¿Será verdad? ¿Abrimos?

PANADERO 2: Alguien ya lo va a ayudar.

PANADERO 1: Pero son las cuatro de la mañana. No debe haber gente en la calle.

PANADERO 2: Sigamos trabajando sin levantar la perdiz.

PANADERA: Ah, mirá el anarquista, el preocupado por las injusticias del mundo, el que se llena la boca hablando de solidaridad.

PANADERO 2: ¡Bajá la voz, querés! La solidaridad de la que nos habla Malatesta no es individual, es colectiva, organizada, por eso es emancipadora. No va a cambiar absolutamente en nada el mundo porque se abra o no esa puerta. Si es cierto lo que grita, ¡que se joda, seguro que es un burgués gentilhombre!

Más gritos: “¡Por favor, tengan piedad! Soy padre de familia. Empresario. ¡Puedo recompensarlos!”

PANADERO 2: No les dije, no les dije. (Grita.) ¡Quien quiera que seas, acá no sos bienvenido! (Se da cuenta enseguida del error que cometió.)

PANADERA: Listo, te escuchó, ahora abrile, por pelotudo.

PANADERO 1 (mientras se dirige a la puerta): No creo que esté mintiendo. Suena bastante real.

PANADERO 2: Pará, está bien, abrí. Pero antes escondamos todo lo que nos comprometa, por las dudas.

PANADERA: Paranoico y mesiánico. Te creés tan importante.

PANADERO 2: ¿Qué, cómo?

Accionan rápidamente pero algunas cosas, por el apuro, quedan a la vista: el cuadro con la foto de Malatesta, algunas facturas K y PRO, parte de la bandera ácrata. El Panadero 1 abre. Entran dos inspectores municipales. Era todo una trampa.

INSPECTOR 1: ¡Qué cabezas de chorlitos resultaron ser! Caer con un truco tan viejo. Me los hacía más inteligentes.

PANADERO 2: Esto es ilegal. Está violando todos los procedimientos.

INSPECTOR 2: Tiene razón. (A su compañero.) Te dije.

INSPECTOR: No me hagan reír. ¿Justo ustedes nos van a venir a correr con la ley? Si los anarquistas no respetan ni a sus madres.

PANADERO 1: ¿Anarquistas? ¿Qué es eso?

PANADERO 2: Sí, me parece que se está confundiendo de personas.

INSPECTOR 1: Están fritos, muchachos. No me la hagan más difícil.

INSPECTOR 2: Fueron denunciados por la poderosa Cámara Argentina de Panificación con apoyo del no tan poderoso Sindicato de Panaderos y afines.

PANADERO 2: ¡Burócratas!

PANADERO 1: ¡Vigilantes! (A Inspectores.) Perdonen, lo digo por ellos, no por ustedes.

INSPECTOR 2: Entendemos el exabrupto.

INSPECTOR 1: No tiene por qué disculparse.

PANADERO 2: ¿De qué se nos acusa?

INSPECTOR 1: Artículo 8 punto 7 punto 9 punto 3 punto com punto 2 punto A punto 3 punto ve corta del Código de Habilitaciones.

Silencio prolongado. El Inspector 1 da por hecho que todos saben qué dice el artículo citado.

PANADERA: No se preocupen, yo hago la pregunta del millón. ¿Qué dice ese artículo?

INSPECTOR 1: Ah, no sé. Esperen que me fijo en el Código. (Saca de su organizador el Código. Busca ante las miradas impacientes y preocupadas de los panaderos y de su compañero.) ¿Dónde está?

INSPECTOR 2 (de memoria): “Sobre el origen político-lingüístico y las costumbres gastronómicas. A partir del 1 de enero de 2007, se prohíben nuevas denominaciones de facturas, postres, bebidas, y toda mercadería pasible de ser ingerida, que atenten contra, ofendan a, y/o se burlen de, las instituciones instituidas e instituyentes de nuestra sociedad, a saber: Estado, gobierno/

PANADERA: Son la misma cosa.

INSPECTOR 2: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2: Nada, disculpe a mi mujer, continúe.

INSPECTOR 2: Estado, gobierno, familia, policía, iglesia, Asociación del Fútbol Argentino…

INSPECTOR 1 (interrumpiendo): Y sigue la lista.

INSPECTOR 2 (sigue de memoria): “Solo se permitirán aquellas denominaciones que acrediten existencia en el lenguaje gastronómico cotidiano antes de la fecha límite mencionada más arriba y que figuren debidamente incorporadas en el Registro de Términos Gastronómicos Ofensivos y Revulsivos del Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires”.

INSPECTOR 1 (volviendo a interrumpir): Eso es todo lo que dice el artículo.

INSPECTOR 2: No, falta.

INSPECTOR 1: Es suficiente.

Nuevo silencio prolongado. Cruce de miradas.

PANADERA: Ok, hago otra pregunta del millón. ¿Qué relación tiene ese artículo con el trabajo que hacemos en este local?

INSPECTOR 2: Según obra en el expediente, ustedes son los inventores del bigotín, de las bolas de Mauri, del triangulito PRO.

INSPECTOR 1: Lo sentimos mucho, pero vamos a tener que clausurarlos por tiempo indeterminado.

LOS 2 PANADEROS: ¿Qué, cómo?

Nuevo silencio prolongado.

INSPECTOR 1 (a Panadera): ¿No vas a hacer otra pregunta del millón? Ahora vendría muy bien una pregunta, no digo del millón, pero de dos, tres ceros, sí.

INSPECTOR 2: Ya te advertí que cuando salís de ronda conmigo, no me gusta que hagas este tipo de ofrecimientos.

INSPECTOR 1: Legajo número 327. ¿Vos qué número sos?   

INSPECTOR 2: 1032. ¿Qué pasa?

INSPECTOR 1: ¿Cómo dijiste?

INSPECTOR 2: 1032.

INSPECTOR 1: Ah, o sea que hay casi 700 legajos entre vos y yo. ¿Sabés a cuántos gobiernos sobreviví? Suárez Lastra, Grosso, Topadora Domínguez…

INSPECTOR 2: Esta bien, está bien, entendí. Donde manda capitán…

INSPECTOR 1: …radicales, peronistas, aliancistas, macristas, lo que venga, acá estoy, firme junto al pueblo. Vos recién entraste a este negocio. Sos muy pichi, querido. Lo mío es un apostolado. (Saca unos folletos.) Hago precio, plan de pago, en cómodas cuotas. A la larga, les conviene.

INSPECTOR 2: A ellos no creo que…

PANADERO 2 (mientras hojea el folleto): Nosotros, con mucho esfuerzo, hasta dos ceros quizá llegamos. ¿Exactamente de cuánto estaríamos hablando?

PANADERA: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2: Ni te atrevas a juzgarme. Me corrompo por el bien de ustedes.

PANADERA: ¡Encima te das aires de mártir!

PANADERO 1 (también hojeando folleto): Nuestra posición es de extrema debilidad. No estamos en condiciones de rechazar esta oferta.

PANADERA: ¿Claudicás?

PANADERO 1: De claudicaciones también está hecho el camino de los éxitos. Hay que saber perder para aprender a ganar.

PANADERA: A mí con aforismos no. ¿Quién te creés que sos? ¿Naroski?

PANADERO 1: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2: No entiendo tu indignación. Te la pasás riéndote de nuestras convicciones políticas, subestimando nuestro compromiso ideológico, incluso, algo mucho peor, que me hace replantear nuestra relación, ponés en duda el contenido mismo de la causa ácrata. Y de repente te transformás en Bakunin y nos lapidás con la mirada y con la boca.

PANADERO 1: Y seguramente en este momento tu nariz le está informando a tu cerebro que encima, de buenas a primeras, también olemos mal.

PANADERO 2: Yo imploro todas las noches, no te voy a decir a quién, para que te convierta en la mujer que necesito tener a mi lado. Batalladora, salvaje. ¡Una Rosa Luxemburgo, carajo! No, una Rosa de lejos como vos. Quiero una anarquista que/

INSPECTOR 2: Perdón que intervenga en esta discusión de pareja. Me veo en la obligación de corregirlo respecto de la pertenencia ideológica de Rosa Luxemburgo. Ella era comunista, no anarquista.

INSPECTOR 1: Callate porque si no te embocan ellos, te emboco yo.

PANADERO 1: Jefe, no se caliente.

PANADERO 2: Te dije que no me llames así.

PANADERO 1: Tenemos que estar unidos. Lo que ella no entiende es que la pureza revolucionaria no existe. Las luchas siempre son contradictorias.

PANADERA: Sí, sí, claro, excusas, nada más. (A Panadero 2.) Te quejás de que no soy anarquista. Y sin embargo, a tus espaldas, lo soy, al menos en el amor.

PANADERO 2: ¿Qué, cómo?

PANADERA (por el Panadero 1): Preguntale.

PANADERO 1: ¿Qué, cómo?

INSPECTOR 1: Muy linda la pelea, pero necesito una respuesta. ¿Combo 1, 2 o 3? ¿Cuál van a elegir para zafar de la clausura?

PANADERA: ¿El 2 viene con fritas?

INSPECTOR 1: ¿Qué, cómo?

INSPECTOR 2 (a Panadero 2): No sé si se dio cuenta, pero lo que recién dijo ella para mí tiene una lectura inequívoca.

PANADERO 2: ¿Lo de las fritas?

INSPECTOR 2: No, no, lo anterior.

INSPECTOR 1: Desde que te ganaste en la rifa la camperita y el bolso, estás insoportable. Me distraés a la clientela, querido.

INSPECTOR 2: No fue un sorteo, fue un reconocimiento a mi labor.

PANADERO 2: ¿Qué es lo que me quiere decir?

INSPECTOR 2: Me parece que su mujer y su empleado están practicando el amor libre, marca registrada del anarquismo, y a usted lo estarían dejando afuera de la fiestita.

PANADERO 2: ¿Qué, cómo?

PANADERA: ¡Fiestita! Ojalá. Ni en mis mejores sueños.

PANADERO 1: ¿Qué, cómo?

VOZ DEL ESTADO: ¡Ah, por eso se llama así la obra!

PANADERA: Se supone que una acepta los riesgos que conlleva la infidelidad para revivir con su amante el fulgor que ya no encuentra en su marido. Pero éste (señala a Panadero 1) se parece cada vez más a él (señala a Panadero 2).

Mientras sigue la escena, Panadero 2 ataca a Panadero 1, lo trata de asfixiar con la masa, arriba de la mesa.

INSPECTOR 2: ¿Qué contradictorio que un anarquista esté casado?

PANADERA: Nos casamos antes de que se volviera oficialmente anarquista y nos arrastrara a todos a esa condenada ideología.

INSPECTOR 2: ¿Quizá todo sea tu culpa?

PANADERA: ¿Qué, cómo?

INSPECTOR 2: No lo digo yo, lo dijo la voz en off. Eso de que las cosas que te pasan, te pasan por decisión de otros. (A cabina.) ¿No es así?

VOZ DEL ESTADO: Así es.

INSPECTOR 2: Por otro lado, tu fortaleza en el decir, esa capacidad de hablar lo justo y necesario y mandársela a guardar a más de uno, te juega en contra. Porque te hace muy atractiva para el hombre, te convierte en una presa que hay que cazar y domesticar, en una figurita difícil de conseguir, y por eso mismo, mucha más preciada para la mentalidad patriarcal dominante.

VOZ DEL ESTADO: Esa es una interpretación que corre por su cuenta, inspector.

INSPECTOR 2: Pero es cierta.

VOZ DEL ESTADO: No sé. Estos panaderos no tienen mucha pinta de cazadores que digamos. (Los panaderos dejan de pelearse y escuchan.) Y ella tampoco es la atracción del circo.

PANADERA: ¡Ay, cuidado, habló la Negra Vernacci!  

VOZ DEL ESTADO: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2 (a Panadera): Dejá de menospreciar a la gente, por favor. Me cansa tu actitud.

PANADERO 1 (también a Panadera): Hacé algo por vos, mové el culo, en vez de andar criticando a todos.

Panadera no contesta. Se mete un pedazo de pan en la boca y se queda masticando con bronca. Panadero 2 vuelve a atacar a Panadero 1.

INSPECTOR 1: Bueno, señores, basta de dar vueltas. Les doy 24 horas para que elijan el combo que más gusten. (Agarra los folletos.) De lo contrario, los clausuro. Y cuando yo clausuro, clausuro sin… (Gesto pidiéndole al Inspector 2 que complete la frase, pero éste no acusa recibo.) …claroscuros. Es mi leitmotiv. ¡Vamos!

Sale Inspector 1.

INSPECTOR 2 (a Panadera): Suerte mañana. Yo no creo que venga.

PANADERA: ¡Qué lástima!

INSPECTOR 2: No soporto ese tipo de situaciones. Y menos con ustedes.

PANADERA: Conmigo.

INSPECTOR 2: ¿Qué, cómo?

PANADERA: Conmigo pan y cebolla.

Panaderos dejan de pelearse.

PANADERO 2: Le agradezco su preocupación y rectitud. El anarquismo necesita de más enemigos como usted. Para que la lucha nos eleve a todos.          

PANADERO 1: Si el enemigo combate sin códigos, te obliga a hacer lo mismo para tener chances de subsistir. Así es como uno se autodestruye mientras se convierte en aquello que destruye.

Silencio. Todos intentan decodificar lo dicho por el Panadero 1, incluso él mismo intenta comprender qué quiso decir.

VOZ DEL ESTADO: ¿Qué, cómo?

PANADERO 1: No me hagan caso. Estaba improvisando.

PANADERO 2: Entiendo lo que querés decir. Tiene que ver con cuidar la esencia, lo que uno es.

PANADERO 1: Por eso mismo, pensándolo bien, no tendríamos que pagar ninguna coima.

PANADERA: Obvio.

PANADERO 2: Sí, de acuerdo, pero cómo hacemos para zafar.

INSPECTOR 2: Voy a hablar con mi compañero para tratar de convencerlo de que los perdone, que haga la vista gorda con este local. Pero no va a ser fácil. Anda necesitado de plata porque tiene muchas deudas de juego y quiere seguir jugando. Lo abandonó la racha y tuvo que salir otra vez a recaudar. En la oficina, cuando se pone así, por lo bajo, lo llaman “Juncadella”. Si el azar lo favorece, se porta bien. Pero ahora la diosa fortuna se ve que lo abandonó. Los llamo cualquier novedad. Chau.

Silencio. Panadero 1 y Panadero 2 se mueven de un lado para otro. Se muestran preocupados, pensativos, nerviosos. Van y vienen. Panadera se mantiene calma, observando a sus compañeros.

PANADERO 2 (luego de percatarse de la actitud serena de la Panadera, a Panadero 1): Mirala a Yoko Ono. Impávida, inmutable, insensible, inaguantable. Nos seduce, nos traiciona, y ahí está, como si nada. Le da lo mismo si nos clausuran, si vamos presos, si nos peleamos a muerte.

PANADERO 1: Podrías ayudarnos a pensar una salida, ¿no? Hacelo, aunque sea, por todo el tiempo que pasás acá junto a nosotros.

PANADERA (estirándose los ojos para parecer oriental): No sé, yo no tengo iniciativa. Según Vernacci, la cabeza me da solo para cumplir órdenes, para vivir lo que otros deciden por mí. Seamos coherentes con el relato, sino el público se va a marear con tantos cambios abruptos en los personajes.

VOZ DEL ESTADO: En su pasividad, las personas continúan pensando. Conciben ideas mágicas, soluciones utópicas, pero siguen pensando. Pensar, bien o mal, es una acción inevitable, tan instintiva como lo es respirar.

PANADERO 2: ¿Escuchaste? Algo estarás pergeñando, te conozco.

PANADERA: ¿Estás seguro?

PANADERO 2: ¿Qué, cómo?

PANADERO 1: Dale, ayudanos, por favor.

PANADERA: Es fácil. El inspector villano es adicto al juego, ¿no?

PANADERO 2 (yéndose al humo): ¿Cómo sabés eso? ¡También andás con ése!   

PANADERO 1: ¡Pare, pare! Lo acaba de decir el otro inspector.

PANADERO 2: Perdón, no lo había escuchado.

PANADERA: Yo propongo que, aprovechándonos de su adicción, inventemos un juego que podamos ganar con facilidad. Lo desafiamos a jugarlo. Si realmente está enfermo, no se va a negar. Si ganamos, zafamos de la clausura sin poner un solo peso. Si perdemos, cosa improbable, nos comprometemos a pagarle el combo más caro.

PANADERO 2 (al Panadero 1): ¡Es genial esa idea que se nos acaba de ocurrir!

PANADERA: Que se me acaba de ocurrir.

PANADERO 2: Somos un equipo. Vos pensás, nosotros concretamos. Todo es de todos. (A Panadero 1.) Salvo la mujer. Que no se repita.

PANADERO 1: Perdón. Fue un error.

PANADERA: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2: Ahora concentremos nuestra energía en crear un juego que podamos ganar.

PANADERO 1: ¿En qué somos buenos?

PANADERA: ¿Ustedes? Prácticamente en nada.

PANADERO 1: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2: El juego de los nombres. Ahí está, vos la tenés clara con eso.

PANADERO 1: Sí, pero usted es, perdón que lo diga, medio madera. Y ella, es una incógnita. Es arriesgado. No sé.

Siguen pensando. Panadero 2 saca una botella, un pedazo de tela roja y una petaca.

PANADERO 2 (mientras vierte el contenido de la petaca en la botella): Bueno, entonces, será por las malas.

PANADERA: ¿Qué es eso?

PANADERO 2: Nafta.

PANADERA y PANADERO 1: ¿Qué, cómo?

PANADERO 1: No, no, espere. Tengo un amigo que es una luz con las rimas. A lo mejor, no sé, podemos hacer algo para aprovechar esa cualidad.

PANADERA: ¿Es poeta?

PANADERO 1: No, publicista. Quería ser músico, pero el sistema lo convirtió en compositor de jingles. ¿Se acuerdan de “Dánica, dorada, Dánica, dorada…”? Es de él. También le pertenece ese aviso que decía (canta): “Yo era un Tubby que andaba solo, en una ciudad pesada. Hasta que un día, encontré una Tubby y quiso que la acompañara”.

VOZ DEL ESTADO (canta): “Yo soy un Tuby 4 de maní y caramelo. ¡Yo estoy bañada en chocolate! Vamos subidos a los bolsillos, en una ciudad soleada. ¡Tubby 3 y Tubby 4!”

Los panaderos miran a cabina.

VOZ DEL ESTADO: Perdón, me dejé llevar. Tienen un llamado.

PANADERO 2: ¿Qué, cómo?

VOZ DEL ESTADO: Sí, un llamado telefónico. Es el inspector, no el villano, el otro. ¿Se los paso?

PANADERO 2: Sí, por supuesto.

INSPECTOR 2 (voz en off): ¿Hola?

PANADERO 2: Hola. ¿Alguna novedad?

INSPECTOR 2: Están en el horno. (Se prende el horno otra vez.) Creo que fue peor que yo intercediera. Se enojó mucho. Desde que me gané la camperita y el bolso, me hizo la cruz.

PANADERO 2: Igual le agradecemos el esfuerzo.

PANADERO 1: Tenemos un plan.

INSPECTOR 2: ¿Un plan?

PANADERO 1: Vamos a proponerle un juego a su compañero para dirimir la cuestión.

INSPECTOR 2: ¿Qué tipo de juego?

PANADERO 2: Uno que podamos ganar por goleada para evitar el cierre. Estamos pensando el reglamento.

INSPECTOR 2: Entiendo, ustedes quieren aprovecharse de que es un adicto irrecuperable. No está mal el plan, quizá funcione. Se le ocurrió a la Panadera, ¿no?

PANADERA: Sí, fue mi idea.

PANADERA 2: De todos. Acá no hay individualismos. Somos anarquistas a la Malatesta.

INSPECTOR 2: Hasta mañana.

PANADERA: ¿Venís?

INSPECTOR 2: Sí, ni loco me pierdo el desafío de la clausura. Chau.

Corta.

PANADERO 2 (a Panadero 1): Llamá a tu amigo el jilguero.

PANADERO 1: Jinglero, en todo caso.

PANADERO 2: Como sea. No me convence mucho que dependamos del ingenio de un publicista. Justo de un publicista, un mercachifle, un promotor del sistema.

PANADERO 1: Más respeto que es un amigo de la infancia.

PANADERA: Pero no nos queda opción.

PANADERO 2: El anarquismo supo tener grandes payadores en sus filas. Recuerdo a Carlos Molina, a Martín Castro, a Luis Acosta García. Sí. Vamos a fondo con este plan. No podemos perder.

Puños en alto.

PANADERO 1: Estamos condenados al éxito.

PANADERO 2 y PANADERA: ¿Qué, cómo?

Cambio de luces. Guitarras.


2. ¿Cómo?

VOZ DEL ESTADO: El Inspector bueno convenció al malo para que aceptara el desafío. Este dijo: “Para mí, lo único sagrado es el juego. Es la única situación en la que te soy sincero”. Lo cual explica porqué pierde seguido. Si no liga, la liga. Porque no se permite mentir aunque sepa que todos sus adversarios lo hacen.

Ahora, en escena junto a los Panaderos, lo vemos al Jinglero (saludo surfer), hombre exitoso que cada tanto se sensibiliza con causas perdidas, al igual que lo hacen las grandes empresas, que destinan hipócritamente un porcentaje mínimo de sus colosales ganancias, a través de sus departamentos de extensión o fundaciones/

Gestos desde el escenario para que la Voz del Estado detenga su perorata.  

JINGLERO (gritando, porta una pizarra y un marcador, y está vestido como un panadero más): Esto que estamos haciendo se llama brainstorming, lluvia de ideas. Sí, ya sé, parece una boludez, pero no, ayuda un montón. Así que les pido máxima concentración en la pizarra. Hasta el momento, anotamos las siguientes palabras: Malatesta, anarquismo, ácrata, injusticia, sindicato, panaderos, vigilante, bola de fraile, rojo, negro, movimiento, libertario. ¿Qué otra palabra se les ocurre? Alguna que termine en “dad”.

PANADERO 1: Hadad.

JINGLERO: No sé si sirve. Pero, por las dudas, la anoto.

PANADERA: Libertad, solidaridad, santidad, sociedad, mortandad, ansiedad, individualidad, orfandad, propiedad/

PANADERO 2: Infidelidad.

Cruce de miradas furibundo entre Panadero 2 y Panadera.

JINGLERO (mientras termina de anotar): Está bien, gracias. Ahora repasemos la melodía.

Las guitarras tocan. Panaderos y Jinglero tararean.

JINGLERO: Creo que estamos listos. ¡Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla!

3 PANADEROS: ¿Qué, cómo?

Entran los Inspectores.

INSPECTOR 1 (por el Jinglero): ¿Quién es éste?

PANADERO 1: Mi amigo el Jinglero.

INSPECTOR 1: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2: Jilguero, le decimos Jilguero. Es mi otro empleado.

INSPECTOR 1: Ah, pero al final de cuentas usted resultó ser un cerdo capitalista.

PANADERO 2: ¿Qué, cómo? No le permito.

Forcejeo. Son separados. Se arman dos bandos con los guitarristas entre medio.

VOZ DEL ESTADO: Empecemos, por favor.

INSPECTOR 1: Un momento. Ellos son cuatro. Nosotros apenas dos.

INSPECTOR 2: No, no, estamos parejos.

PANADERO 1: Parece que el inspector no sabe contar.

La Panadera se pasa al bando de los Inspectores.

PANADEROS 1 y 2: ¿Qué, cómo?

INSPECTOR 2 (a Inspector 1): Está con nosotros. La convencí de que un triunfo nuestro le va a devolver a su marido.

PANADERO 2: Nunca me sentí tan traicionado.

PANADERO 1: No se adelante, quizá sea una estrategia de juego. Cinco por uno.

VOZ DEL ESTADO (cantando): ¡No va a quedar ninguno! ¡Cinco por uno! ¡No va a quedar ninguno!

Todos miran a cabina.

VOZ DEL ESTADO: Me corresponde ser árbitro de este match. ¿Cara o ceca?

INSPECTOR 1: ¿A quién le está preguntando?

JINGLERO: ¡Cara!

INSPECTOR 1: Bueno, ceca.

VOZ DEL ESTADO: Salió cara. Empiezan los anarquistas. Les recuerdo que es al mejor de tres. Adelante.

Guitarras sonando. Se adelanta Jinglero y canta.

JINGLERO (mirando la pizarra de reojo, que sostiene el Panadero 1):

Difícil el arte
Del panadero
Desde temprano
Con temple de acero.

Los anarquistas
No cederemos
Conquistas sociales
Siempre amasaremos.

ESTRIBILLO:

Vigilantes
Lo vamo` a amasar
Bolas de fraile
Anarquía total

VOZ DEL ESTADO: ¡Punto para los ácratas!

Festejos en el bando ácrata. Guitarras siguen sonando.

VOZ DEL ESTADO: Es el turno de los inspectores y la traidora.

La Panadera hace fuck you a cabina. Inspector 1 se adelanta para cantar.

INSPECTOR 1:

Hace diez años
El pueblo estalló
Y el anarquismo
Una grieta halló.

Pero no hubo
Locura en la gente
Que prefirió
Seguir con presidente.

ESTRIBILLO:

Anarquistas
Viven de ilusión
No hay escape
Al Estado Nación

VOZ DEL ESTADO: ¡Empatan los inspectores!

Murmullo entre los ácratas. Jinglero escribe en la pizarra, cual DT de un equipo de básquet. Se adelanta el Panadero 1.

PANADERO 1:

Roja y negra
Es mi pasión
Por esta lucha
Dejo el corazón

Un mundo alegre
Sin jerarquías
Madre de todas
Las utopías

ESTRIBILLO:
(todos los ácratas abrazados)

Vigilantes
Lo vamo` a amasar
Bolas de fraile
Anarquía total

VOZ DEL ESTADO: Ácratas 2 – Inspectores 1.

Murmullo entre los inspectores. Tardan en ponerse de acuerdo.

VOZ DEL ESTADO: Tienen diez segundos.

Los ácratas empiezan la cuenta regresiva. Antes de que lleguen a cero, se adelanta el Inspector 2.

INSPECTOR 2:

Sin ofenderse
Por esto que digo
Lo que proponen
No tiene sentido

Un mundo libre
De todo control
No es otra cosa
Que un gran descontrol

ESTRIBILLO:
(todos los inspectores
y la Panadera abrazados)

Anarquistas
Viven de ilusión
No hay escape
Al Estado Nación

VOZ DEL ESTADO: 2 A 2. Está realmente muy parejo. Vamos a una tanda y al regreso, conoceremos al equipo ganador del desafío de la clausura.

Dejan de tocar las guitarras. Tanda publicitaria. Duración aproximada: de tres a cinco minutos.

VOZ DEL ESTADO (mientras termina el último aviso): Volvemos en cinco, cuatro, tres, dos, uno.

Introducción de supuesto programa (un minuto aprox. estilo deportivo). Juego de luces. Horno. Luego, cámara en vivo (va tomando imágenes de ambos equipos alternativamente). Videograph. Vuelven a escucharse las guitarras de fondo.

VOZ DEL ESTADO: Estamos de vuelta. Apasionante final, señoras y señores. Ahora es el turno del Panadero 2. Lo recibimos con un aplauso.

Aplausos. Panadero 2 se adelanta y canta. La cámara en vivo sigue captando imágenes de los concursantes. Ahora se concentra en la Panadera.

PANADERO 2:

Lo llevo en los genes
Soy anarquista
No tengo otro
Horizonte a la vista

Si mi mujer
Me quiere educar
Ningún problema
La mando a mudar

ESTRIBILLO:
(todos los ácratas abrazados)

Vigilantes
Lo vamo` a amasar
Bolas de fraile
Anarquía total

VOZ DEL ESTADO: ¡Impresionante! Realmente el Panadero nos abrió su corazón, un corazón que se encuentra hecho migajas. Ahora toda la presión pasa al otro bando. Si la Panadera, herida en su amor propio, no logra rimar, tendremos automáticamente un ganador y la clausura quedará sin efecto. Para no hacer diferencias, les pido un fuerte aplauso para la participante.

La Panadera se adelanta. Canta. Cámara con Panadero 2.

PANADERA:

El hombre anarquista
Es puro blá, blá
Porque no acepta
La infidelidá

Si mi marido
Me quiere echar
Me busco otro macho
Para festejar

ESTRIBILLO:
(todos los inspectores
y la Panadera abrazados;
la Panadera no canta
y mira fijamente al Panadero 2)

Anarquistas
Viven de ilusión
No hay escape
Al Estado Nación

VOZ DEL ESTADO: ¡Gran efectividad! Los equipos están dejando la vida en la arena. Ahora vamos uno y uno. Hasta que alguno falle.

Se adelanta el Jinglero. Canta.

JINGLERO:

Es Malatesta
 Nuestro paladín
Como de otros
Lo es San Martín.

El nos legó
Ser solidarios
Como respuesta
A lo totalitario

ESTRIBILLO:
(todos los ácratas abrazados)

Vigilantes
Lo vamo` a amasar
Bolas de fraile
Anarquía total

VOZ DEL ESTADO: ¡Barrilete cósmico, de qué planeta viniste! Lo suyo está a la altura de la dupla Brecht-Weill, o del mejor Ignacio Copani, o del carismático Badi. El cancionero político acaba de conocer dos de sus estrofas más potentes. Difícil de superar. Pero como aquí se trata de cantidad antes que de calidad, los Inspectores aún mantienen intactas sus chances de empatar. Adelante.

Los Inspectores y la Panadera deliberan, no se ponen de acuerdo, gran preocupación.

VOZ DEL ESTADO: Comienza la cuenta regresiva.

Cuentan los ácratas. Al filo, se levanta el Inspector 2.

INSPECTOR 1 (balbucea, mira a sus compañeros, no alcanza a terminar la primera estrofa): Que se vayan todos / gritaban… por ahí / los… mismos que… luego /  Por esta vez, zafaron. (Sale derrotado.)

Festejos en el bando ácrata.

VOZ DEL ESTADO: ¡Felicitaciones! Unas palabras del capitán del equipo, por favor.

PANADERO 2: Estamos muy contentos de haber evitado la clausura de este lugar que es nuestra vida. A Jilguero, eternamente agradecido. Al Inspector, acá presente, también. A mi fiel compañero de lucha, decirle que esto ojalá sea el inicio de una nueva era libertaria, plena de horizontalidad. Eso es todo. Gracias.

VOZ DEL ESTADO: ¿Y a su mujer no le dice nada?

PANADERO 2: Ya no es mía. No la quiero.

PANADERA: ¿Qué, cómo?

PANADERO 2: Puede conservar su puesto en la panadería, no los privilegios.

PANADERA: No sabía que los tenía.

Sale Panadera.

PANADERO 1: Jefe…

PANADERO 2: No hace falta que me llames así.

PANADERO 1: Ahora que todo se encaminó, creo que es el momento adecuado para, bueno, usted sabe, bajarse del barco, como se dice.

PANADERO 2: ¿Qué, cómo?

PANADERO 1: Sí, me cansé de esta vida austera que llevo. Y acá mi amigo me consigue trabajo en su agencia de publicidad. Perdón, no puedo negarme. Voy a ganar 20 veces más. (A Jilguero.) Vamos.

Salen Panadero 1, Jilguero y guitarras.

PANADERO 2 (a Inspector 2): ¿Y usted con qué me va a venir?

INSPECTOR 2: Le saqué a mi compañero de encima. Pero se imaginará que no lo hice de onda. Le doy un tiempito, hasta la otra semana, para que se organice y después paso a taka taka (hace gesto típico que indica poner guita).

PANADERO 2: ¿Paka paka?

INSPECTOR 2: No, taka taka (hace nuevamente el gesto). Hasta luego.

Sale Inspector 2. El Panadero 2 queda solo en escena.

VOZ DEL ESTADO: Tenés el local, tenés las máquinas, los proveedores, las materias primas, una clientela fidelizada, una marca instalada, al menos en este barrio. Sumale un poco de publicidad, mejorá el packaging, poné delivery, y quién te para. Yo te doy el crédito. ¿No querés endeudarte? Te doy un subsidio. Tengo plata de sobra. Te hago entrar en una moratoria, te exceptúo del pago de algunos impuestos. Abandoná esa ideología imposible, liberate de esa moral impracticable, de ese mandato familiar ficticio. (Panadero 2, puño en alto, empieza a cantar una marcha ácrata, acompañado de guitarras, pero su actitud se va desinflando hasta no quedar rastro de ella.) No podés escaparte de mí. Siempre te voy a ganar. Siempre. Todo lo puedo. No hay rigidez que no se doble ante mi poder. Soy tan natural como el sol. Dale, aflojá. Me da pena verte así. Aunque pienses lo contrario. Aunque no te sientas parte. Sabelo. Sos bienvenido.

PANADERO 2: ¿Qué es más digno? ¿Un crédito o un subsidio?

VOZ DEL ESTADO: Agarrá el subsidio.

Guitarras. Horno. Lento apagón.